 Rock and Run
Cabelleras largas, tatuajes, aretes de más, rostros pintados, paliacates, camisetas holgadas con imágenes impresas de leyendas que cambiaron el mundo muy a su manera, no precisamente corriendo, pero finalmente provocando una revolución social por causas que van mucho más allá del conocido lema “sexo, drogas y Rock and Roll”.
Muchos venían disfrazados con pelucas, pintura y atuendos que nos hicieron recordar a los grandes rockeros de épocas pasadas. Otros más se limitaron a vestirse como lo hacen siempre, como lo han hecho desde que eran jóvenes, cuando tuvieron la oportunidad de escuchar los discos de acetato originales de aquellas bandas por quienes decidieron dejarse “las greñas”, perforarse la oreja o pintarse las uñas alguna vez.
El pasado domingo se les vio correr: Elvis con panza taquera, Axl Rose de piel morena, Gene Simmons de 1.60 y hasta un Bob Marley blanco lechoso, entre otras personalidades.
Este 10 de junio se llevó a cabo la unión de dos vertientes que parecen ir en direcciones, no sólo distantes, sino opuestas.
Por un lado, la carrera, deporte milenario, promotora de la salud y la vida sana, un hábito que coincide con la disciplina y la actividad recreativa, que no discrimina, que invita a cualquier individuo a divertirse, a liberar la mente, a ejercitar el cuerpo y el espíritu.
Por otro lado, la música denominada Rock, refugio de millones de adolescentes a lo largo de la historia contemporánea que, a través de las guitarras distorsionadas y los gritos eufóricos, encontraron -y encuentran aún- una voz que los representa, un espacio para decir lo que les gusta y lo que no, una forma de manifestarse y protestar.
 Dos filosofías encontradas, dos fenómenos culturales que obedecen cánones muy distintos, dos estilos de vida que no se piden nada uno al otro, pero que, sin duda alguna, pueden convivir y compaginarse en determinado momento, como es el caso.
Ciertamente, el Rock y la carrera pueden ir de la mano si así se propone. Una unión tan poco común como divertida que se tradujo en una temática muy interesante para la carrera de la semana.
¡Queremos Rock!
 Al ritmo de las más famosas obras maestras de Led Zepellin, Queen, The Doors y Black Sabath, por mencionar algunos, interpretadas en vivo por una banda que se ubicó en una tarima a unos cuantos metros de la marca de salida de la competencia, alrededor de 1,500 corredores se dieron cita en el Circuito Gandhi para disputar, ya fueran los 5 ó los 10 kilómetros pactados, pues había la posibilidad de inscribirse a cualquiera de las dos distancias.
Sin duda, fue una de las carreras más coloridas del año. Aunque la convocatoria no fue tan grande a comparación de otras carreras a las que estamos acostumbrados -en las que se incluye un promedio bajo de entre cuatro y seis mil competidores, hasta algunas otras que rebasan los 15 mil-, la gente dio un toque muy especial con distintas personificaciones o simplemente con atuendos alusivos al tema.
 No por tratarse de una carrera de rockeros se tuvo una participación limitada de mujeres y niños. De igual manera vimos a mujeres con tatuajes dibujados en el cuello que niños con peinados estilo “punk” corriendo al lado de los clásicos señores que alguna vez dijeron ser hippies y que formaron parte de la sicodelia en los años 60. Incluso se dieron cita varios padres de familia con sus hijos en carriolas.
De 5 y de 10
 Daniel López fue el primer corredor en cruzar la meta -desde luego, correspondiente a los 5 Km.-. “Estuvo genial, el clima perfecto. En la trayectoria hubo un error, pero en general muy bien. Fue una competencia fuerte”. Con respecto al tema de la carrera, comentó: “Yo soy del 68, me encanta el Rock and Roll y se me hace muy bonito convivir y competir con gente con la que pasé mi adolescencia. Mucha gente tiene la idea equivocada de que el Rock es sinónimo de drogas y alcohol, pero aquí tienen la muestra, puede ser algo muy sano combinado con disciplina y educación”.
Martín González, bolero de profesión, fue el ganador en los 10 Km. “Esta es parte de mi preparación para la carrera del día del padre (de la cual, por supuesto, tendremos la cobertura). Fue una carrera muy divertida, con mucho color. Me parece una gran idea combinar las dos culturas, que una cosa promueva a la otra”.
Vale la pena señalar que la organización del evento no fue de lo mejor que se ha visto. Durante el recorrido se presentó una confusión en cuanto al diseño del circuito y señalización, provocando que los punteros se desviaran del camino. Repercutió en algunos segundos agregados al crono final, pero no tuvo mayores consecuencias. Por otro lado, la atención a la prensa invitada dejó mucho que desear, de hecho, no existió tal esfuerzo en absoluto, que finalmente es el medio para darle difusión a este tipo de eventos.
Quiero aclarar y hacer énfasis en que no se trata de señalar estos errores para recalcar lo negativo de un evento o hablar mal de alguien -que siempre es muy delicado- ni mucho menos, pero así como destacamos el lado positivo, también es importante hacer mención de las fallas que tuvieron lugar para aprender de ellas y evitar que se repitan. Espero lo tomen como una crítica constructiva, pues en general, el evento fue un éxito, se cumplió el objetivo y la gente terminó contenta.
¡Y que viva el Rock and Run!
La gente que se encontraba a los costados de las vayas que delimitaban el circuito no podían dejar de apreciar los diferentes atuendos con los que poco a poco se presentaban los corredores en la meta.
 Completamente disfrazados, tomando sólo un patrón de algún “rock star” o con una seña distintiva que hacía evidente que no se trataba de una carrera común, vimos cualquier cantidad de individuos que corrieron en nombre del Rock. La actitud -y créanme, todos la traían bien puesta- era la misma.
Con “Roadhouse blues“ -The Doors- de fondo, atravesó la meta Fernando Arregui, ex maratonista con experiencia de diez años, quien vistió una camiseta negra de los Rolling Stones, su banda favorita y con cuyo líder -Mick Jagger- tiene cierto parecido físicamente.”Es un tributo al Rock and Roll. A mí que me encanta esta música me parece muy buena idea llevar a cabo este tipo de competencias. Parece contradictorio, pero se está promoviendo la salud. Muchas veces se asocia al Rock con cosas malas, pero la música es independiente a lo que se haga con ella”.
José Alfredo Mejía, representando la viva imagen del legendario vocalista de Kiss, Gene Simmons -a pesar de que su banda favorita son Los Beatles-, destacó la oportunidad de participar en esta carrera. “Me parece excelente. A mí me tocó vivir la época en la que floreció el Rock, cuando había mucha represión. Hoy en día hay libertad y nos podemos manifestar de una manera muy sana como es el deporte. La música siempre ha sido cultura, no es sinónimo de drogas”.
Por lo general se piensa que este genero musical va más de la mano con el sexo masculino por su estilo agresivo. Sin embargo, gran cantidad de mujeres estuvieron involucradas en el evento, demostrando que no sólo por mostrar tatuajes o usar pantalones rotos se es rockero.
Después de quitarse los audífonos del reproductor MP3, Michelle Lagdug, precisamente en su iniciación dentro de la carrera de fondo y cuya banda favorita son los Strokes, nos comenta: “Este tipo de eventos distrae a la gente, sobre todo cuando se trata de un tema como la música, además son ambientes que pueden ser combinados, es decir, la salud no tiene por qué estar peleada con la diversión”. Bien dicho.
 Da gusto ver que existen deportes como la carrera, en los que se involucra a todo tipo de individuos, eventos que se prestan a la creatividad de los organizadores con temáticas interesantes que sigan llamando la atención de la gente. Esperemos que el año que entra se repita esta competencia, ahora con el exitoso antecedente de las dos ediciones previas.
Muchas gracias por visitarnos. Los esperamos la próxima semana con todos los detalles de la carrera de la semana. Hasta pronto.
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